Cuando era chica quería ser Superman. Siempre Superman, nunca Batman. No sé muy bien porque (o sí), pero quería ser hombre o hacer eso que hacían los hombres: volar, acelerar, salivar, silbar, coordinar
Quería ser jefa, publicista, dueña, artesana, pintora, boxeadora.... Sea como sea, pero comandante. Ruda, estoica, imbatible, forajida y ambiciosa.
Quería deambular a camisa remangada... Ser Chavela o Hemingway y acodarme a la barra. Clavarme el lápiz sobre la oreja y tomar tequila de parada. Hablar a diestra y siniestra (sin ser callada), engominarme la melena y tal vez -porque no- caer redonda y desmayada. Pedir la cuenta y pagar, armando puros y esquivando cien balas. Cuando era chica jugaba a ser hombre, mientras me re-configuraba. Y ahora estoy aquí, embestida en mis zapatos de fútbol, escuchando Billie Eilish, olvidando el tabaco y brindando por una de las pocas mujeres que vi (además de mi abuela) haciendo y siendo como me gustaba. ¡Salú Chavela!
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