Y la Inteligencia Emocional en las Organizaciones.
En el mundo corporativo, el estereotipo del dirigente fuerte ha predominado durante mucho tiempo. Se trata de un modelo de liderazgo caracterizado por la asertividad, la toma de decisiones rápidas, la autoridad y, a menudo, una actitud agresiva o dominante. Aquellos “criados” bajo ese mandato, moldeamos -queriendo y sin querer- nuestras propias expectativas sobre cómo deben ser y actuar los líderes. Sin embargo, apostar a transformarnos en algo que no somos, con un único modelo como opción, es una actitud absolutamente anti-creativa.
Esa visión limitada del liderazgo no solo está obsoleta, sino que también tiene efectos perjudiciales para toda la organización, especialmente para los grupos minoritarios, como las mujeres y las personas de color, que desean mantenerse auténticas y crear su propia versión de liderazgo.
La Homogeneización de Liderazgos: Un Reto Organizacional. La presión para conformarse a un estilo de liderazgo estereotípicamente masculino y agresivo puede llevar a una homogeneización de los estilos de liderazgo dentro de una organización. Esto no solo limita la diversidad de enfoques, sino que también puede resultar en varias consecuencias negativas:
Pérdida de Diversidad de Estilos de Liderazgo: La diversidad en los estilos de liderazgo es crucial para el éxito de cualquier organización. Los enfoques colaborativos y empáticos, que a menudo son desalentados por el estereotipo del dirigente fuerte, pueden fomentar la cohesión del equipo y la innovación. Al presionar a los líderes para que adopten un estilo agresivo, las organizaciones pierden la oportunidad de aprovechar diferentes perspectivas y habilidades.
Castigo por Mostrar Emociones y Vulnerabilidad: Las mujeres y las personas de color a menudo enfrentan castigos por mostrar sus emociones y vulnerabilidad en el lugar de trabajo, a diferencia de los hombres blancos que pueden ser vistos como fuertes por la misma razón. Esta doble vara para medir, puede llevar a la internalización de normas de comportamiento que no reflejan la auténtica personalidad de esos líderes, disminuyendo su bienestar y rendimiento.
Reducción de la Inteligencia Emocional: La inteligencia emocional es fundamental para gestionar eficazmente los equipos y manejar las dinámicas interpersonales. Los líderes que muestran vulnerabilidad y empatía pueden crear un ambiente de trabajo más inclusivo y apoyar mejor a sus equipos. Al forzar a los líderes a ser más agresivos, se disminuye la capacidad de la organización para manejar las relaciones de manera saludable y constructiva.
Impacto Negativo en el Clima Laboral: Un ambiente de trabajo excesivamente competitivo y agresivo puede aumentar el estrés y la rotación de personal. Un liderazgo equilibrado que valore la empatía y la colaboración puede mejorar el bienestar y la satisfacción de los empleados, creando un entorno más positivo y productivo.
Desaprovechamiento del Potencial de las Minorías: Las minorías en posiciones de liderazgo, por ejemplo las mujeres, enfrentan expectativas contradictorias. Por un lado se espera que sean amables y colaborativos, a la vez que se les exige que sean asertivos y decisivos. Esta disonancia puede llevar a que estos líderes adopten estilos que no reflejan su auténtica personalidad, lo cual no solo afecta su desempeño y satisfacción, sino que también desalienta a futuras generaciones de líderes diversos a aspirar a roles de liderazgo. Vale aclarar, que se puede ser amable y asertivo -creo rotundamente en ello- pero el estereotipo del dirigente fuerte suele confundir amabilidad y empatía, con debilidad y fragilidad; y ese es el gran problema de todo estereotipo: limitar espectros y variantes.
Pérdida de Autenticidad y Clima Competitivo: Para adaptarse a estas expectativas, muchas mujeres líderes sienten la presión de adoptar un estilo de liderazgo más masculino y agresivo. Esta “transformación” o “disfraz” puede resultar en una pérdida de autenticidad, creando un clima laboral competitivo y hostil que refuerza las dinámicas patriarcales. En lugar de fomentar la colaboración y la cohesión, se promueve una cultura de rivalidad que puede ser contraproducente para la organización.
Promoviendo la Diversidad de Liderazgos y la Inteligencia Emocional.
¿Qué podemos hacer para maximizar el potencial de todos los líderes y crear un entorno de trabajo más dinámico e inclusivo? Como Coach Creativo, creo fervientemente en la importancia de potenciar la inteligencia emocional en los equipos de trabajo. Aquí algunas herramientas para ello:
Fomentar una Cultura de Inclusión: Valorar y celebrar diferentes estilos de liderazgo y reconocer la importancia de atributos como la empatía y la colaboración. Esto ayuda a crear un ambiente donde todos los estilos de liderazgo puedan prosperar.
Ofrecer Capacitación en Inteligencia Emocional: Equipar a todos los líderes con habilidades para manejar las emociones propias y las de los demás, promoviendo un liderazgo más equilibrado y efectivo. Invertir en capacitación es vital y los frutos se ven de manera inmediata, no solo en líderes de alto mando sino también en colaboradores senior. Personalmente, estoy convencida que ningún líder debería llegar a una posición de mando sin conocimientos básicos de empatía cognitiva, emocional, organizacional y feedback constructivo.
Promover Modelos Diversos: Destacar y apoyar a líderes que demuestran estilos variados (fuera del estereotipo del dirigente fuerte) es muy importante. Los referentes demuestran que el éxito no depende de conformarse a un solo modelo a seguir, y que cada uno tiene y puede conformar su propia autenticidad dentro de un espectro con miles de gradaciones. ¡De eso se trata la diversidad!
Evaluar y Ajustar las Políticas de Liderazgo: Asegurar que las políticas y prácticas organizacionales no refuercen estereotipos de género o basados en el color de piel; y fomenten un entorno donde todos los estilos de liderazgo puedan desarrollarse plenamente.
En conclusión, la diversidad de liderazgos y la inteligencia emocional son esenciales para el éxito y la sostenibilidad de cualquier organización en busca de equipos innovadores y creativos. Al reconocer y valorar los distintos estilos de liderazgo, las organizaciones pueden crear un entorno más inclusivo, innovador y efectivo, donde todos los empleados se sientan valorados y empoderados para contribuir plenamente. El estereotipo del dirigente arcaico está caduco; es hora de abrazar un liderazgo que refleje la riqueza y la complejidad de nuestro mundo actual.
Ser creativo no es vestirse raro o trabajar en diseño. Es mucho más que eso, y también se trata -entre muchas otras cosas- de darnos el derecho de ser y construir el estilo de líder que queremos ser. Ese que respeta y potencia nuestras fortalezas, valores y autenticidad.
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